Navratilova recibe el más alto honor estatal del presidente checo.
Hace cincuenta años, Martina Navratilova, de 18 años, huyó de la entonces Checoslovaquia a Estados Unidos, cambiando para siempre el rumbo de su vida y su futuro.
En 2008, Navratilova recuperó la ciudadanía checa, más de 25 años después de haberse nacionalizado estadounidense en 1981. Y esta semana, la ex desertora regresó a Praga para recibir el máximo galardón de su país, gracias en gran parte a la carrera tenística que forjó tras su huida hace tantos años.
La miembro de Salón Internacional del Tenis recibió la Orden del León Blanco de manos del presidente checo Petr Pavel el martes- el día que conmemora el aniversario de la independencia de Checoslovaquia en 1918. Fue una de las cinco personas galardonadas con el premio en una ceremonia que tuvo lugar frente a otros dignatarios en el Castillo de Praga, entre ellos el primer ministro Petr Fiala y el presidente del Senado Milos Vystrcil.
La ganadora de 18 títulos de Grand Slam en individuales expresó en las redes sociales que “atesorará este León Blanco como nada más”, lo que provocó una sonrisa en su rival convertida en amiga Chris Evert y una lágrima en los ojos de la también miembro del Salón Internacional de la Fama del Tenis, Monica Seles.
“Me hiciste llorar, y gracias por compartir esto con todos nosotros”, escribió Seles, nueve veces campeona de Grand Slam en individuales, en los comentarios de la publicación de Instagram de Navratilova, donde se mostraban los mejores momentos de la ceremonia. Evert también le envió sus cálidas felicitaciones.
No es la primera vez que Navratilova recibe un reconocimiento del actual gobierno checo. Hace dos años, recibió la medalla de plata del presidente del Senado no solo por sus extraordinarios logros en la cancha, sino también por atreverse a ser ella misma.
“Vivíamos en una jaula, y tú tuviste la fuerza y el coraje para romperla y escapar”, dijo Vystrcil en aquel entonces.
Tras su ceremonia de 2023, Navratilova declaró a la prensa que se alegraba de que ningún niño checo se enfrentara hoy en día a la misma decisión imposible. Calificó su deserción como su "único arrepentimiento", pero uno necesario.
"Me alegra que tanto el tenis como el deporte sean cada vez más internacionales" dijo a los mediso checos. "Que la gente, especialmente los niños, tenga la oportunidad de practicar deporte, llegar a lo más alto y ganar. Pero aún queda mucho camino por recorrer para quienes no tienen esa oportunidad. Siempre hay margen de mejora, pero las cosas están mucho mejor que en mi época, y al menos ningún niño tiene que huir de la República Checa."